RECORDÁNDOTE
Recordándote, sí.
Se cerraron mil puertas,
en su corazón apareció el dolor,
negro dolor,
con la pena de su ausencia;
ya no habrá más veranos,
entre flores y manzanos,
ni miradas serenas,
para nietos, ni azucenas.
Solo su recuerdo,
su voz, sí su afable voz,
agradable, ronca, quieta,
su voz tranquila.
Y se quedarán solos, su gato,
su aroma, su bastón y
su pequeña primavera.
Se marchó un día,
sin dar explicaciones,
Dejando vida en
algunas flores.
Como la niebla en una mañana gris,
sus pensamientos vagando por cielos infinitos.
¿Quién alimentará sus ilusiones,
sus sueños, sus miles de razones?
¿Quién la alumbrará de noche?
¿Quién le dirá que ha pasado?
Cuando ella se ha marchado.
Recordándote estamos.
Algunos no te olvidamos.
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